venerdì 6 marzo 2009

Lenguas del Renacimiento: el veneciano

Hoy en día es común despedirnos diciendo "chao" o "chau". Vamos de paseo a una "laguna" o vemos en la T.V. una "regata". Escuchamos en las noticias de la confiscación de un "arsenal". Nos metemos en un "embrollo" u oímos de los "lazaretos". Leemos o vemos en cine la historia de los judíos recluidos en los "guetos". Pero la naturalidad con la cual las empleamos nos oculta su origen. Pensamos que son castizas o a lo más hemos leído u oído que vienen del italiano. Pues bien: de castizas sólo tienen el nombre y la indumentaria: al fin y al cabo vienen de una lengua hermana. ¿El italiano? Sí y no: para estas palabras la lengua de Dante, Petrarca y Boccaccio ha sido un puente entre la lengua originaria y el español.

¿Cuál es esta lengua originaria? Se trata de la lengua veneciana (o véneta). También ella hermana del italiano, del español, del francés, del portugués, del catalán o del rumano, así como de otras lenguas que se hablan en Italia (napolitano, milanés, piamontés, lígur, emiliano, siciliano, etc.). Claro está que nuestros hermanos italianos denominan "dialectos" a las lenguas que se hablan en su territorio. Discrepo de ellos porque no se trata de variantes de la lengua italiana, sino de otras lenguas, otros códigos, que, por innumerables razones no lograron imponerse como lenguas literarias o que estuvieron a punto de hacerlo, pero fueron "derrotadas" por el florentino de las Tres Coronas (Dante, Petrarca y Boccaccio). A diferencia de lo que ocurrió en la Península Ibérica o en Francia, donde abundaron varias lenguas no literarias antes de la consolidación de los Estados más importantes y, por consiguiente de la expansión del predominio de algunas de ellas, en la vida cotidiana de Italia esta fragmentación se ha mantenido durante siglos. No así entre las clases letradas, que adoptaron para la lengua escrita el florentino de las Tres Coronas.

Pero volvamos al veneciano. La expansión literaria y administrativa del florentino comenzó en el Renacimiento (s. XIV), pero no la tuvo fácil. Por lo menos tenía tres rivales: el latín, el siciliano y especialmente el veneciano. Esta era la lengua de uno de los Estados más poderosos del Medioevo y del Renacimiento: la "Serenissima Repubblica di Venezia". Protagonistas de las Cruzadas, ya en 1204 los venecianos llegaron a saquear Constantinopla. Su red comercial y económica era avasalladora en todo el Mediterráneo oriental y central. Tan rica era "la Dominante", que cuando el grueso del comercio se trasladó al Atlántico después del Descubrimiento de América, su poderío continuó y sólo se extinguió en 1797, cuando fue conquistada por Napoleón. La producción literaria en veneciano fue abundante especialmente en los siglos XV, XVI y XVII.

Como se sabe, la ciudad de Venecia está construída sobre islas en medio de una "laguna", la "Laguna di Venezia" y es famosa por sus monumentos, pero también por el astillero donde se construían las naves de su poderosa flota. El lugar se llamaba "Arsenal". En la ciudad también se realizaban competencias entre barcos, llamadas "regatas". La diplomacia veneciana era renombrada en toda Europa, y como buenos diplomáticos, al saludarse, los venecianos se "humillaban" ante su interlocutor diciéndole "sciavo vostro" o simplemente "sciao". Ni siquiera los toscanos pudieron resistirse y el sciao veneciano se transformó en el "ciao" toscano e italiano. Como en el siglo XVI los españoles dominaban las tres cuartas partes de Italia, tomaron esta palabra y, calcando su pronunciación, la transformaron en nuestro "chao" o "chau".

Como ciudad comercial por excelencia, durante muchos siglos Venecia tuvo fama de acoger gente de muchos sitios y de dar refugio a personas o comunidades perseguidas. Los judíos encontraron en la ciudad un terreno fértil para establecerse y desarrollar sus actividades, especialmente las comerciales y financieras. Sin embargo, a comienzos del siglo XVI, el Gobierno de la República, presa de los prejuicios seculares contra ellos, quiso "reunirlos" en un solo sitio. Se escogió el barrio donde había existido una fundición, por lo cual era llamado "geto" (pronunciado "yeto"). Como la mayoría de los judíos eran de origen alemán, comenzaron a pronunciar esta palabra a la alemana, es decir, "gueto". Una vez más la fama de la ciudad trascendió sus puertas y en muchas otras ciudades de Italia y de Europa a estos lugares de reclusión se les empezó a llamar "guetos". Los toscanos también la adoptaron alargando la "t": ghetto. Los Papas no se quedaron atrás y también ordenaron la creación de un "ghetto" en Roma, que sería el último en ser abolido en Europa. Tras el Holocausto, el sentido de la palabra veneciana se amplió y pasó a designar a cualquier grupo discriminado por su origen étnico, su religión, su orientación sexual, por padecer enfermedades estigmatizadas socialmente, o simplemente por ser "diferente" del grupo dominante. Hay que decir que sobre la procedencia de la palabra veneciana hay varias teorías. Para profundizar en el tema de los guetos, es muy útil leer la sinopsis publicada a finales de 2008 en español en el blog "Dos Manzanas": Guetos (1), Guetos (2) y Guetos (3) y en catalán en "El blog de Nemo".

Puede ser que la lengua veneciana haya "perdido" la batalla contra el florentino, pero ha legado muchos términos cuyo uso se ha convertido en una parte fundamental de nuestra cultura.

Dedico esta extensa nota a todas aquellas personas que han sido o están recluidas en guetos físicos, políticos, religiosos, sociales o sexuales.

A pesar de haber sido una época de fuerte agitación política y de guerras atroces, el Renacimiento también ha sido símbolo de la libertad del ser humano. Dos muestras de artistas venecianos. Una, la pintura de Giovanni Bellini (1430 - 1516), con la música del "Stabat Mater" de Giovanni Battista Pergolesi (1710 - 1736), éste último originario de Jesi, una pequeña ciudad en la región de Las Marcas, entonces parte del Estado Pontificio.



La segunda muestra se trata del famoso "Adagio" (1696 aprox.) del también veneciano Tommaso Albinoni, (1671 - 1751) con pinturas de otro artista véneto del Renacimiento: Paolo Veronese (1528 - 1588). Esta pieza musical es una reconstrucción que llevó a cabo en 1945,el musicólogo milanés Remo Giazotto (1910 - 1998) a partir de restos de composiciones que se salvaron del bombardeo de la Biblioteca Estatal de Dresden, donde reposaba la mayor parte de las partituras de Albinoni.





3 commenti:

Unknown ha detto...

Muchas gracias, Rodolfo, por tu amable cita en un blog tan interesante y delicioso como éste (que a partir de ahora procuraré seguir). Un honor.

Tonyo ha detto...

Excelente artículo.
La verdad es que la frontera entre dialecto y lengua es tan tenue...

rosenkavalier1969 ha detto...

Queridos amigos Nemo y Tonyo:

Gracias por los comentarios. A propósito de los dialectos, en países como Italia se les denomina así a estas otras lenguas, en vista de que no tienen una tradición escrita o literaria o de que no se usan en la administración. Yo veo el asunto más como que el dialecto es una variante (generalmente geográfica) de una misma lengua.